16 marzo 2006

VIAJES Y SORTILEGIOS

“¿Quién puede ser tan insensato
como para morir sin haber dado,
por lo menos,
una vuelta a su cárcel?”

El último libro que me he leído ha sido Una vuelta por mi cárcel de Marguerite Yourcenar, una recopilación de textos de la autora, cada uno de ellos un viaje a través de sus ojos, especialmente sobre el Japón y su gente. He disfrutado doblemente de su lectura porque, no sólo el libro es interesante en sí mismo, si no que mi interés por el Japón y sus costumbres me lo ha hecho doblemente atractivo. El libro recorre, en catorce capítulos, un buen tramo de mundo (Alaska, San Francisco, una travesía a lo largo de Estados Unidos) para detenerse en el Japón, y quedarse allí. Nos habla de su pasión por el kabuki (es especialmente interesante el texto donde narra su entrevista con un actor de kabuki, al que describe con gran precisión), de su visión del viaje en el espacio y en el tiempo (trascripción de una conferencia suya), de personajes a los que admira, e incluso de lugares que no le inspiran el deseo de apearse de su tren ( (…)muy pocos de esos pueblos, vislumbrados desde la ventanilla de un vagón, inspiran el súbito deseo de apearse (…)). El caso es que, desde que iniciamos la lectura, subimos a un tren-barco-avión imaginario y recorremos con ella todos esos lugares que describe con tanta riqueza. Es dificil apearse.
Terminado el libro, escogí el primero que se me puso a tiro. Y resultó ser una novelita de páginas amarilleadas por el tiempo cuyo autor, Henry Troyat, fue galardonado con el premio Gouncourt. Si se le suma que la novela, por lo que anuncia, aúna “misterio y terror en la evocación de fuerzas sobrenaturales”, tenía buenos motivos para comenzarlo. Ahora no estoy segura de que pase de la primera historia, “Sortilegio”. Tengo la sensación de que, ciertas novelas y relatos, con el paso de los años, se marchitan lo mismo que el papel en el que están impresos, amarillean, huelen a rancio, a libro viejo. Es lo que me ha pasado al leer esta corta historia. No importa en que época está situada, es una historia trillada, contada mil veces desde diferentes perspectivas y que, con el tiempo, ha perdido frescura y se ha ajado. Una de esas historias que los autores muy noveles usan con frecuencia en sus relatos de terror. En fin, una decepción. O quizá se trate de que ese trayecto en tren con los personajes de Troyat no ha conseguido romper el sortilegio del viaje anterior.

“Existen en la tierra lugares tan bellos que uno quisiera estrecharlos contra su pecho”.

4 Comments:

At 10:12:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

Ha sido una buena manera de ejemplificar lo que separa un buen libro de otro que no lo es. Un buen libro es aquel cuya historia soporta el paso de los años, el cambio de mentalidades y que, además, llega a un mayor número de personas. Y esto último lo consigue, más que por la publicidad en los medios, por la publicidad entre lectores. Por otro lado que no sea un buen libro tampoco implica necesariamente que sea malo: puede simplemente ser un libro más.

 
At 8:07:00 p. m., Blogger Nepomuk said...

Troyat tenía todas las de perder. No se puede bailar detrás de algo como Yourcenar y pretender salir sin algún tomatazo.

Dale una tregua dentro de un par de meses. A veces funciona.

 
At 6:26:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

Pol favol, no se lia usted pelo no cleo que Ustedcenal sea mejol que Mishima y su "Hanazakari no mori", dicho con todo el lespeto a tan ilustle esclitola...
Arigato, Suskiin-san.

 
At 6:31:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

¡Ey, que era una prueba! No había forma de publicar comentario alguno y al final me ha colado el más chorra... Lejos de mí criticar a Yourcenar, aunque Troyat no me parece nada malo, especialmente como biógrafo. Tal vez, y ahí nos duele, le pesen los años. Hoy en día "misterio y terror" en la Bolsa, corasón...

 

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